Cómo tomar el Sol de forma saludable

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Todos estamos pensando ya en las tardes de piscina, en las vacaciones o en alguna que otra escapada de fin de semana a la playita o la montaña. Así que hoy voy a hablar de cómo tomar el sol de una forma saludable.

Primero quiero recordar que ya estamos en una época que hace sol todos los días por lo que estamos constantemente expuestos a una mayor radiación así que debemos prestar más atención a nuestro cuidado diario de la piel y es aconsejable añadir una protección extra en nuestro ritual de belleza como comenté en mi post: “Atención al fotoenvejecimiento y a los radicales libres”. Espero que ya lo estéis haciendo 🙂

Y cuando vayamos a ponernos directamente al sol durante unas cuantas horas deberemos tener en cuenta lo siguiente:

– Siempre debemos preparar la piel antes

Exfoliar: Si ya tienes en tu ritual de belleza (corporal y facial) las exfoliaciones periódicas, estupendo, sigue con esa periodicidad. En caso contrario es algo de debes programar de la misma forma que programas tus vacaciones. La exfoliación hace que el tono bronceado dure más tiempo pues elimina la capa de células muertas y la piel nueva es más receptiva a los rayos solares y coge mejor tono.  Si no quitas esas células muertas antes de ponerte a tomar el sol, el moreno quedará como a ronchas pues esas células muertas se quemarán con el sol apareciendo zonas de un tono más apagado y mate.

Hidratar: Hidrata tu piel (rostro y cuerpo) con regularidad para contrarrestar la sequedad producida por la exposición a los rayos solares.

Utilizar un complemento nutricional: La luz del sol, incluso sin llegar a producir una quemadura, debilita el sistema inmunitario y el cuerpo pierde la fuerza necesaria para luchar contra el cáncer de piel y el fotoenvejecimiento por ello puede ser aconsejable utilizar un complemento nutricional que nos ayude cómo los de la casa Inneov o Nutridiver.

– Usar el protector solar adecuado

Debemos utilizar un producto de protección de los que se denominan de amplio espectro que proteja tanto de los rayos UVB como de los UVA, además debe ser fotoestable. Para escoger este producto debemos tener en cuenta nuestro tipo de piel, nuestro fototipo y las condiciones de la exposición solar. Yo por mi parte os aconsejo no bajar nunca de un SPF20 aunque ya estemos bronceados. Tal y como está la capa de ozono en la actualidad utilizar una protección menor es un gran riesgo.

Los productos de protección pueden utilizar sustancias de protección químicas o físicas.

Físicas: Cuando el protector solar contiene Zinc o Titanio. Sus partículas reflejan la luz hacia el exterior como si fuera un espejo y bloquea su camino hacia el interior de la piel. Este tipo de protección es la mejor porque es instantánea. Ahora bien no nos suele gustar porque son los que dejan ese reflejo blanquecino en la piel que tanto suele costar de quitar.

Química: Cuando el protector contiene sustancias como Tinosorb S (bermotrizinol), Tinosorb M (bisoctrizole), Uvasorb HEB, Parsol SLX, Ethylhexyl Triazone, Mexoryl SX+ y Mexoryl XL. Estas sustancias no se descomponen con la luz del sol, son de amplio espectro y de entre todas las que hay en el mercado son las que debéis buscar pues ofrecen una protección saludable. Además son transparentes y no nos dejarán el efecto blanquecino en la piel. Ahora bien, este tipo de productos de protección necesitan tiempo para que hagan efecto por ello hay que ponérselos por lo menos media hora antes de exponernos al sol.

Hoy en día hay mucha controversia con los químicos que debe o no contener un protector solar pues estas sustancias suelen ser absorbidas por la piel y algunas son nocivas e incluso favorecen la aparición de cáncer de piel, así que os dejo este Pdf de Environment Working Group (EWG), una empresa americana sin ánimo de lucro que publica estudios para guiar a los consumidores. Espero que os ayude un poco a elegir el protector adecuado. En este otro link de EWG puedes consultar la mayoría de las marcas que venden o fabrican protectores solares y ver el grado de protección saludable que tienen. He encontrado que falta alguna marca que utilizamos en Europa, pero nos puede servir de guía de todas formas.

También puede ser interesante consultar el UVI diario para saber a qué atenernos. He descubierto que existen varias aplicaciones para el Iphone sobre el tema, una de EWG y otra de La Roche Posay, donde podemos informarnos del índice de radiación UVA y UVB así como hacernos una evaluación personal de nuestra piel y muchas otras cosas muy interesantes.

Pero, ¿Cómo funciona el FPS?

Pues de la siguiente forma: digamos que por tu fototipo de piel puedes estar al sol sin quemarte durante 20 min. El número FPS indicará cuánto tiempo extra puedes exponerte al sol sin riesgo de quemarte. Por ejemplo, si el producto tiene un FPS15 eso nos indicará que puedes estar 20 minutos X 15 veces más = 300 minutos, o sea con esa protección dispondrás de 5 horas antes de que comiences a quemarte. Lo que quiere decir que cuanto más alto sea el FPS, más tiempo podrás estar expuesto.

Pero todo esto es simple teoría, el tiempo real de exposición se verá condicionado al fototipo de nuestra piel y a la intensidad de los rayos ultravioletas de donde estemos. En la página web de Piz Buin, Delial o Hawaiian Tropic (la más divertida) puedes encontrar toda la información necesaria que te ayudará a seleccionar el SPF idóneo para tu piel y de cómo actúan los rayos solares en nuestra piel. ¡Muy interesante, te lo aconsejo!

– Debemos aplicar el protector de forma correcta

Debemos aplicar una cantidad generosa de producto y repartirlo de forma uniforme sobre la piel evitando el contorno de los ojos (los ojos deberían permanecer tapados). Recordemos que debemos aplicarnos el protector al menos una media hora antes de la exposición solar.

Muchos estudios han detectado que la gente aplica mal el producto, no llega a todas las zonas o se echa muy poca cantidad. Que no os pase a vosotr@s 🙂

– Reaplicación frecuente

Tenemos que renovar nuestra protección cada dos horas por defecto. Es importante tener en cuenta que una sola aplicación no es suficiente para estar toda la mañana en la playa, en la piscina o de paseo por la montaña, aunque tengas puesto un protector SPF50. El roce de la ropa, la sudoración o un baño son motivos suficientes para volver a aplicarnos el protector aunque no hayan pasado las dos horas.

También debemos utilizar productos específicos para el cuidado del cabello y de los labios. Se debe utilizar productos de protección diferentes para el cuidado del rostro y del cuerpo.

– Reparar

Mejor que utilizar una simple crema corporal es muy importante reparar nuestra piel con productos específicos para después del sol (un after sun puede actuar como un Gatorade para nuestra piel) que alivie y calme el estado de la piel y nos ayude a prolongar el bronceado.

También debemos tener en cuenta que:

Debemos tener cuidado cuando estamos en la montaña, en la nieve o dentro del agua pues la intensidad de los rayos solares aumenta por el efecto espejo.

Debemos seguir aplicando un protector solar aunque ya estemos bronceados o si sale un día nublado.

Debemos ajustar el horario y evitar las horas más peligrosas del sol (entre las 12 y las 16 horas).

Debemos saber que las prendas o los sombreros también protegen del sol. Una camiseta de color pastel o blanca tiene un SPF de alrededor de 7. Cuanto más oscura y más gruesa es la prenda más nivel de SFP tendrá. Existen empresas que se dedican a confeccionar prendas (sobre todo para Australia) con altos niveles de SPF. De este estilo he encontrado Solumbra o la línea Omni-Shade® de Columbia (de esta casa le compré un polo a mi padre el año pasado en el Decathlon) pero seguro que hay muchas más.

Debemos poner una atención especial al cuidado de la piel de los niños y de los ancianos. Evitar la exposición directa al sol en los bebés y en niños menores de 3 años.

Debemos utilizar protección máxima y tomar medidas físicas de protección si: tenemos la piel clara, realizamos deporte al aire libre, trabajamos al aire libre, tomamos un medicamento que sea fotosensibilizante o tenemos antecedentes de cáncer de piel.

Debemos prestar atención a nuestros lunares y manchas, y observar si cambian de color, de forma o de tamaño.

Si seguís estos sencillos consejos, seguro que este año conseguiréis un bronceado duradero y saludable. Ya me contaréis!

Por cierto los datos químicos los he sacado del libro: The New Science of Perfect Skin de Daniel Yarosh, PH.D. Foto de portada es de Pixabay.

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